He estado pensando mucho cuál
podría ser mi próximo post. Es difícil elegir un país, y más difícil aún
escribir algo interesante y útil sobre él. Al final me he decidido por hablaros
un poco de uno de los últimos lugares que he visitado. En el 2012 estuve con mi
media langosta por primera vez en Asia (aquí no cuento Turquía, que tiene un
pie en cada continente). Fue complicado decidir adónde ir. Muchos países de
Asia llaman mi atención; siempre he querido ir a China, a La India o a
Indonesia; pero hay una Península asiática que te permite visitar varios países
increíbles de una sola vez: Indochina. Así por aquello nos decidimos. En varias
semanas recorrimos Tailandia, Laos, Vietnam y Camboya. Evidentemente de menos
de dos meses sólo da tiempo a rascar la superficie de estos maravillosos
países, pero al menos sí da tiempo a hacerse una idea de lo increíble y
diferente que es Asia.
Voy a empezar a hablaros de
Tailandia, que fue el país donde comenzamos la aventura y donde la terminamos.
Hay miles de posibilidades para volar hasta allí desde Europa, y todas pasan
por la capital, Bangkok. Esta ciudad es un punto de partida perfecto para
comenzar la aventura asiática.
Lo primero que recuerdo de Bangkok
fue el desastroso taxista que nos tenía que llevar hasta el hotel. Cuando llegamos
al aeropuerto (Suvarnabhumi
International Airport) tomamos el tren que comunica éste con el centro de la
ciudad (y que abre de 6 de la mañana hasta media noche). Una vez en la ciudad
pensamos que lo más fácil para llegar hasta el hotel en esta inmensa ciudad era
coger un taxi. Craso error... Debió de tocarnos
el taxista más malo de la ciudad, porque era incapaz de moverse por las calles
de Bangkok sin perderse. Lo primero que hicimos al pararle fue preguntar si
hablaba inglés, por eso de que nuestro tailandes brilla por su ausencia. Nos
dijo “si, si” y nos montamos. Primer error... hay que asegurarse de que primero
hablan inglés... Ya en el taxi descubrimos que el taxista no tenía ni idea de
inglés ni tampoco idea de donde podía estar nuestro hostel, ni siquiera la
zona. Un desastre! Dimos vueltas durante
más de una hora a lo largo de la que se paró al menos 4 veces a preguntar a
gente (incluso escolares!) por nuestro hostel. Pasamos por delante de la puerta
del Barrio Chino unas tres veces, y a la cuarta, ya hartos de tanta vuelta y de
ver como el taximetro subía y subía) le
hicimos parar allí y con un mapa de la zona en la mano fuimos capaces de encontrar
el hostel andando. En su defensa hay que decir que estaba escondido, pero es
que el tío no era ni capaz de moverse por la zona si meterse por calles
prohibidas. Menos mal que al final llegamos.
Ya después de nuestra pequeña
primera aventura, pudimos dejar nuestro equipaje y después de una ducha y un
rato de descanso nos fuimos a recorrer la ciudad. Mi primera impresión de la
ciudad esas primeras horas no fue muy buena, aunque supongo que se debe a que
no elegimos la mejor zona para dormir. Las calles están increíblemente sucias y
descuidadas, cosa que se ve en muchos países de Sudamérica, por ejemplo, pero
que allí tiene cierto encanto y en Bangkok no sé por qué no me gustó nada.
Supongo que a ello contribuía el constante goteo de agua de los edificios (por
lo miles de aparatos de aire acondicionado) y los miles de cables que cruzan todas
las calles y ocupan toda la parte baja de las fachadas.
No sé si sabéis que las
principales atracciones de la ciudad se encuentran distribuidas a lo largo del
río que cruza la capital. Para llegar a ellas lo más normal es moverse en unos
barcos que al estilo de los vaporetos venecianos conectan las principales zonas
de la ciudad cual autobuses flotantes. Estábamos alojados en el Barrio Chino
(aunque más adelante nos cambiamos a otra zona de alojamientos más turística),
así que cogimos uno de esos barcos para llegar a la zona de Ko Ratanakosin,
donde están la mayoría de edificios para visitar. El paseo es bonito porque
desde el río se aprecian muy bien los edificios importantes y hay unas vistas
bonitas. Pero lamentablemente también se puede ver la pobreza de la gente, sus
chabolas a lo largo del río, la increíble suciedad de éste... y es muy
deprimente pensar que mientras que nosotros estamos ahí de vacaciones muchas de
esas personas que se ven desde el barco no tienen apenas para vivir.
Ese primer día no visitamos
ningún edificio, sólo paseamos por la zona y nos familiarizamos con la ciudad y
sus gentes, y con su comida (que probamos en varios puestos callejeros, a cual
más sucio y a cual más delicioso). Estábamos tan cansados del viaje que
preferimos dejar las visitas para el día siguiente.
No os voy a contar con pelos y
señales cada lugar que visitamos en los siguientes días, aunque os voy a decir
cuales son esos lugares imprescindibles que no podéis dejar de ver si vais
alguna vez a esta increíble ciudad (al final me acabo cautivando a pesar de mi
primera impresión). Los sitios que no os podéis perder son:
- Wat Arun. Templo situado en la orilla opuesta al resto de atracciones
de la ciudad, es uno de los lugares que más me gustó, sobre todo por sus
empinadísimas escaleras que llevan a la cima desde la que se tienen unas buenas
vistas de esa zona de la ciudad. La verdad es que subir da muy mal rollo, pero
bajar aún más. Pero es tan bonito que verdaderamente merece la pena. Esta fue
nuestra primera visita de la ciudad y empezó a cambiar nuestra percepción de
ella.
- Wat Pho, otro templo, situado justo al otro lado del río. Es el templo
más antiguo y grande de la ciudad, y es especialmente conocido por su gran Buddha
tumbado, el más grande del país, que he reconocer que es impresionante. El templo
es bonito no sólo por su gran Buddha, y verdaderamente merece una pausada
visita.
- Grand Palace. El palacio real,
me pareció, es el complejo de edificios más visitado de la ciudad. Es increíble
la cantidad de gente que puede pasear por él a lo largo de unas cuantas horas.
A mi me decepcionó bastante, primero por las hordas de turistas que lo invaden
(entre los que me incluyo, claro) y que le restan encanto; pero también porque
a pesar del alto precio de la entrada (400 Bahts, unos 10 euros) no se permite
la entrada a prácticamente ningún edificio. Sólo se permite la entrada al
templo en el que se exhibe el Buddha Esmeralda (Wat Phra Kaew), que en mi
opinión no es para tanto. Mejor el Buddha del Wat Pho... Pero bueno, es un “must”
de la ciudad, hay que verlo. Además, si es cierto que los edificios que
componen el recinto palaciego son muy bonitos, aunque solo se puedan apreciar
por fuera.
- Mercado de Chatuchak. Este mercadillo en el que se puede encontrar DE
TODO sólo abre los fines de semana. Pero realmente merece una visita, así que
intentad que la visita a la ciudad os coincida al menos con un sábado o un
domingo. El sitio es una locura, lleno de gente hasta los topes y con miles de
puestos. Es como un laberinto en el que hay que perderse un par de veces, pero
realmente merece la pena. Ahí podéis encontrar de todo, y a buen precio; eso
sí, hay que regatear con muchos precios.
- Khao San Road. Esta es la zona turística, donde se alojan la mayoría
de turistas y donde se encuentran la mayoría de los bares. Es una zona curiosa,
llena de bares y pubs (algunos con música en directo), con puestos callejeros
abiertos hasta las mil, vendedores ambulantes de comida (incluyendo deliciosos
insectos) y donde en el momento menos pensado se te acerca un tailandes
haciendo ruidos como de una pelota de ping-pong... echad a volad la imaginación
e intentad averiguar que ofrecen! Esta zona no es tan barata como otras áreas
de la ciudad, pero realmente merece una visita y una noche de pad thai
callejero regado con cocktails y cervezas tailandesas.
- Chinatown. No es que sea un barrio muy bonito, pero merece un paseo
por sus callejuelas. Además en esta zona se encuentra Talat Mai, un mercado
callejero de comida china y parafernalia religiosa de todo tipo.
Bueno, creo que os he hablado de
los lugares más emblemáticos de Bangkok que no os podéis perder. Habrá sin duda
mucho más, pero nosotros sólo pasamos 4 días allí, y en uno de ellos hicimos una
excursión fuera de la ciudad de la que os hablaré en otro post. De momento termino
con este y os dejo unas cuantas fotos tomadas en la ciudad, para que veáis lo
maravillosa que es a pesar de su suciedad. Eso sí, si vais a visitarla estad
preparados para unos cuantos intentos de timo, sobre todo en sus famosos
Tuk-tuks.
"Una vez al año ve a algún lugar
en el que nunca hayas estado antes". Dalai Lama.
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